UNA FIESTA CON IDENTIDAD INMIGRANTE

En la provincia de Buenos Aires, Berisso, la Capital Provincial del Inmigrante, es un lugar donde el pasado cobra vida y la diversidad se celebra en cada rincón. Cada mes de septiembre, la ciudad rinde un sentido homenaje a las raíces de aquellos que decidieron hacer de este lugar su hogar y, a través de sus tradiciones, dejaron un valioso legado cultural que perdura hasta el presente.

Historias, tradición e identidad colectiva: el mundo en un sólo lugar

Organizada por la Asociación de Entidades Extranjeras (AEE), que agrupa a 25 colectividades y con el auspicio de la Municipalidad de Berisso y el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, la Fiesta Provincial del Inmigrante rinde tributo a la resiliencia y al tesón de quienes eligieron estas tierras para forjar un nuevo futuro.

La celebración refleja un recorrido de esfuerzo y comunidad, de encuentro y solidaridad. Berisso se conformó sobre la base de la diversidad de culturas de miles de inmigrantes que dejaron sus países por diferentes motivos. Estos pioneros, agrupados en colectividades, mantuvieron vivas sus costumbres, tradiciones y religión, que se  transmiten de generación en generación. La herencia se ve en las calles, los trajes típicos, las danzas y los sabores que invitan a recorrer los distintos continentes del planeta sin salir de esa localidad. 

La fiesta representa la memoria viva de la ciudad, cada plato, cada canción y cada baile rememora el legado inmigrante. El evento se despliega durante más de un mes, con una agenda repleta de actividades que van desde lo solemne hasta lo festivo, marcando el pulso de Berisso a lo largo de septiembre y octubre.

Momentos de historia y tradición

Entre las actividades más movilizantes de la celebración, se destaca La Posta del Inmigrante y el encendido de la Lámpara Votiva, que rinde homenaje al legado de los primeros colonos.

Además, el Desembarco Simbólico recrea la llegada de los inmigrantes a esas costas. Este es un momento de gran emotividad que conecta el pasado con el presente, permitiendo a los asistentes revivir una de las escenas más significativas de la historia de la ciudad.

Sabores y cultura en la carpa

El corazón de la fiesta late en la gran carpa de colectividades. Los aromas se mezclan en un verdadero banquete global con varenikes, shawarma, moussaka, paella, feijoada, strudel, empanadas y tantas otras delicias más que cuentan historias de viaje y pertenencia. En ese marco se suman las presentaciones artísticas, la música y las danzas típicas que convierten el espacio en un mosaico cultural vibrante.

El gran cierre

El broche de oro llega con el desfile de clausura, cuando miles de descendientes de inmigrantes recorren las calles con sus trajes, músicas y banderas. Un mar de colores y emociones que confirma a Berisso como capital del inmigrante.

La celebración es, en esencia, un viaje, un recordatorio de que la historia de esa ciudad está escrita con trabajo, diversidad y anhelo de progreso. Pero también una invitación a emocionarse con las tradiciones, a dejarse tentar por los sabores, a bailar al ritmo de músicas del mundo y a descubrir que la memoria se celebra con alegría.

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