Castillo lejano y misterioso guarda las tierras iluminadas por el sol. En esas las campiñas anaranjadas, los senderos se borran entre los pastizales. Tal maravilloso retrato nos remonta a la “Belle Epoque”de nuestro país, momento en donde Buenos Aires respiraba aires europeos. Hoy en día podemos admirar fantásticas estructuras, resabios de esa época. ¿Tenés ganas de conocerlos?
LOBOS, Castillo La Candelaria
Se trata de un majestuoso castillo normando que fue construido a fines del siglo XIX. Su nombre hace homenaje a Candelaria Mármol quien fue amada por Don Orestes Piñeiro, un médico farmacéutico y dueño del lugar. En su interior se pueden apreciar salas de juego, comedores, bibliotecas y hermosos vitrales que aggiornan los ambientes. Su espectacular parque exterior fue diseñado por el distinguido paisajista Carlos Thays, quien emplazó más de 200 especies de árboles.
CASTELLI, Castillo La Raquel
El Castillo La Raquel tiene una historia enigmática. Es conocido que una de sus habitantes, la millonaria y codiciada Felicitas Guerrero, fue víctima de un femicidio propiciado por uno de sus pretendientes. Relatos de amor, crimen y desencuentro circundan el espectacular castillo de estilo francés, símbolo de la burguesía de mediados del siglo XIX. De paredes color salmón y techo de tejas, su inmensa torre se ve desde el kilómetro 168 de la autovía 2.
RAMALLO, Castillo Obligado
Es el sueño convertido en realidad del poeta Rafael Obligado en honor a su esposa. La afición de su amada por las novelas románticas y de estilo gótico inspiró la arquitectura del palacio. El edificio está compuesto por tres plantas con más de 20 habitaciones en donde son comunes los ventanales ojivales. Sus paredes empalidecidas y surcadas por enredaderas, le dan un aspecto espectral. Leyendas urbanas cuentan que en su interior habita “Toto", un fantasma que hace desaparecer objetos y abre las puertas.
Enigmáticos y apasionantes