A diario, el azar de los vientos juega con la marea y la música de las olas invade la orilla. Mar Chiquita es un partido generoso en paisajes, sus balnearios matizan aguas dulces y saladas con la fértil llanura y sus localidades, tanto costeras como mediterráneas, nos invitan a disfrutar de la gastronomía y la tradición. A continuación te brindamos información esencial sobre algunos de sus variados atractivos.
Reserva Natural Provincial Mar Chiquita
La albúfera del Balneario Parque Mar Chiquita alberga una de las más variadas y ricas biodiversidades del país. En el mundo existen solo cuatro accidentes geográficos con estas características y por este motivo fue declarada Reserva de Biósfera por la UNESCO en 1996. De escasa profundidad y protegida por un cordón arenoso, recibe agua dulce de la cuenca continental y agua salada del mar. Su extensión conforma una reserva de flora y fauna donde viven 190 especies de aves que con sus colores y melodías embellecen cada jornada.
Localidades costeras y mediterráneas
Con 67 kilómetros de costa, las localidades que constituyen el litoral marítimo del partido permiten disfrutar del sol y el mar, visitar centros comerciales, paseos artesanales y presenciar shows al aire libre. Santa Clara del Mar es la principal villa turística del partido que también está integrada por Mar de Cobo, Atlántida, Camet Norte, Santa Elena, Playa Dorada, Frente Mar, La Caleta y el ya mencionado Balneario Parque Mar Chiquita, todos destinos donde prevalece la tranquilidad y el paso cansino.
El turismo rural es habitual en las localidades mediterráneas de Mar Chiquita. Allí son famosas las fiestas tradicionales, entre ellas la Fiesta Nacional del Potrillo que tiene lugar en Coronel Vidal y la Fiesta del Costillar en Vivoratá. Estas celebraciones nos invitan año a año a sentir de cerca las vivencias del gaucho, su cultura y sus costumbres. Otra destino destacado es General Piran, de calles anchas y arboladas, exhibe construcciones de estilo itálico que datan del 1900.
Esquina de Argúas, Coronel Vidal
Antigua pulpería de 1817 que conserva sobre el mostrador la reja original que separaba al pulpero de los clientes, las blancas paredes de adobe y el piso de tierra. El lugar solía ser la parada obligada de quienes se dirigían a los saladeros y el sitio predilecto de los paisanos para compartir la vida después del trabajo. Juan Argúas se llamó el primero de los hombres que atendió el viejo reducto, donde además de vender licores y comestibles funcionaba una oficina postal. La municipalidad de Mar Chiquita la declaró Patrimonio Histórico en 1990.