Puan y Campana no suelen cruzarse en el mapa mental del turismo bonaerense. Sin embargo, cada una en su rincón de la Provincia ofrece una riqueza singular: mientras una invita al recogimiento entre lagunas, sierras suaves y reliquias religiosas, la otra respira industria y naturaleza salvaje en una convivencia tan tensa como encantadora. Ambos destinos, unidos por viejas estaciones de tren y reservas que resisten el olvido, merecen una mirada detenida.
Puan, los secretos del oeste bonaerense
En el suroeste de la provincia de Buenos Aires se encuentra Puan, un pueblo de poco más de 5,000 habitantes conocido por su tranquilidad y la Fiesta Nacional de la Cebada Cervecera. El corazón del distrito es la Laguna de Puan, de unas 700 hectáreas, que no solo es un lugar ideal para la pesca y paseos en bote, sino también un punto de gran riqueza natural. Dentro de la laguna se encuentra una isla de 49 hectáreas, declarada Reserva Natural y Cultural, donde se pueden realizar visitas guiadas para explorar su biodiversidad, observar aves y conocer la casa de Rómulo Franco, la primera autoridad del partido.
Puan también combina historia y espiritualidad. En lo alto de uno de sus cerros, el monasterio Santa Clara de Asís domina el paisaje, junto a una imponente escalinata que lleva al Templo Mirador Millennium. Este templo, con sus 20 metros de altura, fue construido para conmemorar los 2,000 años del nacimiento de Jesucristo y ofrece una vista panorámica del sudoeste provincial. Además, el pueblo conserva su antigua estación de tren, inaugurada en 1886, un vestigio de su pasado que mantiene intacta su arquitectura original y sus largos andenes, haciendo que el tiempo parezca haberse detenido.
Campana, naturaleza entre fábricas y humedales
A solo 80 kilómetros de la Capital Federal, Campana es una ciudad que conjuga el desarrollo industrial con la preservación ambiental. Fundada en 1885, su economía está ligada al puerto y la siderurgia, pero sorprende por su acceso a uno de los ecosistemas más ricos del Delta del Paraná, el Parque Nacional Ciervos de los Pantanos. Con más de 5,000 hectáreas, esta área protegida, que solía ser propiedad de Rómulo Otamendi, es vital para la purificación del agua y sirve como refugio para una gran diversidad natural. En contraste con otros parques nacionales, su experiencia es más agreste, con caminos de tierra que invitan a la conexión con una flora exuberante y un ambiente casi silvestre.
Además de su riqueza natural, Campana ofrece atractivos históricos y culturales. La estación de tren de estilo inglés es un vestigio de su pasado como nodo ferroviario estratégico, manteniendo su arquitectura original. En el centro, el Monumento al Primer Automóvil Argentino rinde homenaje al vehículo creado por Manuel Iglesias en 1907. El Paseo Costanero es otro punto de interés, ideal para caminatas junto al río Paraná de las Palmas y para tomar excursiones náuticas que exploran las islas y la fauna de los humedales, ofreciendo una perspectiva única del entorno natural de la ciudad.